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La auditoría financiera puede compararse con la construcción de una estructura: cada cálculo y procedimiento debe alinearse para garantizar un diagnóstico confiable. En ese proceso, el concepto de materialidad es el pilar que orienta al auditor.
Este concepto permite determinar qué faltas u omisiones son relevantes para emitir una opinión razonable sobre los Estados Financieros, fortaleciendo la transparencia y la responsabilidad empresarial.
En este artículo te explicaremos cómo se calcula la materialidad, revisaremos casos y analizaremos su relación con la evaluación de los riesgos de auditoría.
La materialidad es el umbral que define el auditor para determinar si una incorrección —por error u omisión— en los Estados Financieros tiene suficiente impacto como para influir en las decisiones de los usuarios. En esencia, es el filtro que permite distinguir entre detalles menores y aquellos elementos que realmente afectan la representación fiel de la situación financiera de la entidad.
“La materialidad no es una ciencia exacta, sino el resultado del ejercicio responsable del juicio profesional del auditor” — Consejo Técnico de la Contaduría Pública (CTCP).
Imagina que los Estados Financieros de un negocio funcionan como un gran rompecabezas. Cada pieza representa una transacción y, si una pieza falta o está ubicada en el lugar incorrecto, la imagen completa se distorsiona. La materialidad permite al auditor identificar cuáles de esas piezas son realmente críticas, orientando su atención hacia las áreas que podrían alterar de manera significativa la percepción de inversionistas, acreedores, reguladores u otros usuarios de la información.
En Colombia, este concepto cobra aún más alcance por la adopción de las Normas Internacionales de Auditoría (NIA), que exigen evaluar riesgos con base en la materialidad y definir procedimientos que respondan a esos riesgos. Además, la Ley 43 de 1990 y las disposiciones del Estatuto Tributario refuerzan la responsabilidad de auditores y revisores fiscales de emitir opiniones fundamentadas, oportunas y ajustadas a la magnitud de los posibles errores.
Gracias a esta combinación de estándares internacionales y requerimientos legales locales, la materialidad se convierte en una herramienta esencial para garantizar auditorías más precisas, eficientes y alineadas con las necesidades de quienes dependen de la información financiera.
La materialidad tiene un impacto directo en tres aspectos esenciales de la auditoría. Primero, define el alcance del trabajo, indicando en qué áreas debe concentrarse el auditor para detectar fallas. Segundo, orienta la identificación de riesgos, destacando las zonas donde una incorrección podría pasar desapercibida y afectar la opinión final. Y tercero, influye en la toma de decisiones estratégicas, pues una materialidad bien calculada garantiza que los Estados Financieros presenten una imagen fiel de la situación económica de la entidad, permitiendo decisiones informadas por parte de inversionistas, acreedores, reguladores y demás usuarios.
El cálculo de la materialidad no es totalmente fijo, sino que sigue un enfoque estructurado basado en las características, tamaño, entorno y riesgos propios de cada entidad.
Supongamos que auditamos una empresa colombiana dedicada a la fabricación de productos alimenticios con la siguiente información financiera para el ejercicio 2024:
De acuerdo con las NIA y las prácticas usuales, la materialidad se calcula usando un porcentaje de cifras clave. Los rangos comunes usados para determinar la materialidad en conjunto suelen ser:

Aplicamos los porcentajes seleccionados a las cifras financieras de la entidad:
Para garantizar que el auditor detecte cualquier error relevante, se selecciona el umbral de materialidad más bajo entre las opciones calculadas. En este caso, la materialidad global es de $180.000.000 COP, basada en el patrimonio neto.
El auditor debe ajustar esta cifra inicial considerando factores cualitativos que puedan aumentar la sensibilidad del riesgo, tales como:
Con la materialidad definida en 180,000,000 COP, el auditor diseña y aplica procedimientos específicos:
En este caso, la materialidad global es de $180.000.000. Esto significa que cualquier error o falta de presentación que exceda esta cifra podría influir en las decisiones económicas de los usuarios de los Estados Financieros en Colombia. El cálculo proporciona un marco objetivo para identificar las áreas que deben ser auditadas con mayor cuidado.
¿Quieres saber qué es la Auditoría Forense, cómo se realiza y cómo ayuda a evitar fraude y corrupción? Consulta este artículo.
La determinación de la materialidad no es simplemente la aplicación de una fórmula matemática. Aunque se utilizan rangos porcentuales sobre bases financieras como punto de partida, el monto final siempre recae en el Juicio Profesional del auditor. Este representa la capacidad de evaluar, con criterio técnico y experiencia, qué tan significativa es una incorrección dentro del contexto de los Estados Financieros y si esta podría influir en las decisiones económicas de los usuarios. Es este criterio profesional el que asegura que el proceso de auditoría se enfoque en las áreas de mayor riesgo.
¿Cómo hacer una auditoría financiera? En este artículo te damos el paso a paso en Excel.
La materialidad está estrechamente vinculada a la planificación y ejecución de una auditoría.
El auditor usa la materialidad para diseñar procedimientos que reduzcan el riesgo de auditoría a un nivel aceptable. Este riesgo se desglosa en:
Por ejemplo, si una empresa tiene un alto volumen de transacciones con terceros, la materialidad ayuda a priorizar estas áreas para evitar posibles fraudes o equivocaciones.
Supongamos que, durante una auditoría, se detectan las siguientes anomalías:
Si el umbral de materialidad es de $500 millones, estos errores individuales podrían no ser relevantes. Sin embargo, en conjunto, podrían superar el límite y afectar la percepción del estado financiero.
En Colombia, los auditores deben adherirse a las NIA, particularmente la NIA 320 (Materialidad) y la NIA 200, que exige que toda auditoría se realice con escepticismo profesional y una mente crítica. Por eso, la determinación de la materialidad debe ser coherente y documentada, demostrando que las decisiones se tomaron a partir de análisis técnicos y no en simples percepciones.
Por si fuera poco, el revisor fiscal o auditor debe responder disciplinaria, civil e incluso penalmente si se demuestra negligencia, omisión o falta de diligencia profesional. Normas como la Ley 43 de 1990, el Código de Comercio, la regulación de la Junta Central de Contadores y, en algunos casos, el Estatuto Tributario establecen obligaciones específicas sobre la correcta planeación y ejecución de la auditoría.
Si el auditor fija un nivel de materialidad sin un análisis adecuado, si no documenta su juicio profesional o si deja pasar equivocaciones significativas que afectan la razonabilidad de los Estados Financieros, puede incurrir en:
Por eso, la determinación de la materialidad no es solo un concepto técnico, sino una práctica que exige criterio profesional sólido, evidencia suficiente y cumplimiento normativo riguroso, asegurando que la auditoría realmente proteja el interés público.
Además, el CTCP, en conjunto con la Ley 1314 de 2009, regula la aplicación de estas normas, asegurando su alineación con estándares internacionales.
Sí. Durante el proceso de auditoría, los auditores pueden ajustar el umbral si surgen eventos inesperados o se descubren nuevas áreas de riesgo, incluyendo una caída significativa en sus ingresos.
No todo lo detectado es importante desde el punto de vista de la materialidad. Sin embargo, es fundamental documentarlos, ya que su acumulación podría exceder el umbral o revelar problemas sistémicos.
Además, según la NIA 450 (Evaluación de errores identificados durante la auditoría), los auditores deben considerar el impacto cualitativo de las faltas, más allá de su valor cuantitativo. Por ejemplo, un error pequeño podría ser considerable si afecta el cumplimiento normativo o la imagen del negocio.
La materialidad en auditoría es mucho más que un número. Es el lente a través del cual los auditores analizan, evalúan y protegen la integridad financiera de una organización. En el país, su correcta aplicación no solo asegura el cumplimiento normativo, sino que también refuerza la confianza de los stakeholders en la información financiera.
¿Estás listo para llevar tus auditorías al siguiente nivel? Recuerda que la materialidad es tu brújula: úsala sabiamente para navegar por el complejo mundo financiero.

Escrito por Lizeth Restrep
Comunicadora y periodista con más de 7 años de experiencia en redacción estratégica, gestión de redes y CMS. Actualmente, redactora en el blog de Siigo, donde creo contenidos que inspiran y fortalecen a contadores y empresarios.
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